Mirando por mi ventana, entre ciudades y montañas amanecía un tímido sol, el cual vergonzoso de su malestar intestinal decidió no dejarse ver escondiendose detrás de las cortinas nebulosas que eran complices de su tragedia.
Su padre, el Universo, le preparó sin saber lo que ocurría a su hijo un rico desayuno de café con leche y huevos revueltos.
Despues de el pesado desayuno que con cariño e inocencia su Padre le dió, el Sol no pudo levantarse y termino por quedarse acostado el día entero, viendo televisión y dejando que las nubes y la lluvia reemplazaran su presencia.
Todos los padres se equivocan, es una máxima universal, equivocaciones llenas de Amor e Inocencia.
miércoles, 15 de diciembre de 2010
Microcuentos 3: El sol encamado
Publicado por
Tomás Recart
en
9:22
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Etiquetas:
Microcuentos
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