Me dirigía como siempre arriba de un taxi hacia la estación del metro. Apresurado, el chofer intentaba esquivar otros vehiculos que se interponian en nuestro camino.
Pasaron unos minutos y sentí un escalofrío que recorría mi ser, mis ojos se nublaron y entré en un estado jamás alcanzado anteriormente, el pánico comenzó a invadirme al no saber exactamente de que se trataba hasta que de pronto me fue revelado algo que nunca había visto: El chofer no estaba conduciendo, ni siquiera había quitado el freno de mano, era el mundo el que se movía en la dirección opuesta al vehiculo y los otros autos, en reversa, se dirigían hacia nosotros como si cada empuje no era suficiente, más bien los hacia ir cada vez más lejos de sus metas.
El chofer descendió rápidamente y fue golpeado por un arbol que no vio venir, me sentí inseguro, creí que todo había terminado pero no era así, era solo el comienzo de una visión que aun no ocurría, era un aviso: La sociedad estaba retrocediendo y el mundo, que seguía girando y exigiendo un ritmo nos había sobrepasado, se nos venía encima, siendo incapaces de acompañarlo en su simetrico girar universal.
A cada minuto que pasaba, el mundo seguía girando más y más rápido en nuestra contra, como diciendonos que si no tomabamos las riendas de nuestras vidas correctaente, si no seguiamos los caminos en funcion de la evolución misma, lo único que podriamos vivir en un futuro sería la participacion en nuestro propio exterminio.
Comencé a comprender mil cosas, como el porqué existian maltratos familiares, robos y violencia social injustificada, dignos de animales que luchan por sobrevivir bajo la ley del más fuerte, pero no de seres humanos que supuestamente nos consideramos “racionales”. Situaciones politicas cada vez más injustas y pobres cada vez más pobres, como que a cada paso que daban se devolvían dos. Una sociedad que cada vez se tornaba más y más injusta, cerrada y digna de llamarse “suciedad”.
La raza humana, forjada en base a emociones incomprendidas y maleducadas, intelectos poco desarrollados e inmorales, cuerpos desgastados por la falta de respeto personal y creatividades no potenciadas habian dado como resultado seres humanos conformistas y mediores, frustrados amantes del concepto “milagro” como solución divina a todos sus problemas, quienes al no querer romper sus límites se habian sumado a una gran bola de nieve que rodaba cada vez más fuerte, llenandose de almas perdidas e infelices seres, dejando a su pasar desolación y angustia como huella de una potencia poderosa y casi imparable.
En ese momento, volví a sentirme extraño, habia vuelto a esta dimensión sintiéndome cómplice de una destrucción sin precedentes y es por esto que desde ese día, en que se me reveló un entendimiento acerca de la falta de conciencia social e individual, decidí cambiarme de bando, al de aquellos que buscan la evolución personal y social, para luego contagiar al resto a tomar las riendas de su existencia, formando gente más sana y completa, aportando a abrir conciencias para que esa visión nunca llegue a hacerse realidad. No se como voy ni cuanto he aportado, pero no descanzare de brazos cruzados observando como la bola de nieve arrasa con la vida y la plenitud mías y de las personas, como había sucedido con el chofer del taxi.
miércoles, 15 de diciembre de 2010
Reflexiones 1
Publicado por
Tomás Recart
en
9:28
Enviar por correo electrónicoEscribe un blogCompartir en XCompartir con FacebookCompartir en Pinterest
Etiquetas:
Reflexiones
0 comentarios:
Publicar un comentario